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El resumen de la quincena | 25.ago.-7.sep.2025
Predicados subversivos, infraestructuras del decrecimiento y trampas literocéntricas
¿Qué ocurre cuando los metadatos se niegan a obedecer, cuando las bibliotecas dejan de perseguir la acumulación, y cuando los catálogos exhiben su esqueleto literocéntrico? En las últimas dos semanas escribí a lo largo de esas fisuras, buscando grietas donde puedan echar raíces la insurgencia, la ecología y la crítica.
En Tácticas insurgentes de RDF traté al Resource Description Framework no como una sintaxis neutral, sino como un campo de batalla. Al inventar predicados como mem:refusal o rit:smellProfile, el RDF se convierte en un lenguaje insurgente: lo suficientemente dócil para ser leído por máquinas, pero capaz de cargar con mundos que el sistema nunca estuvo destinado a albergar. Hackear una tripleta no es sabotaje, sino cuidado: la insistencia en que el olor, el silencio y la ausencia también cuentan como conocimiento.
De allí, la cuestión de las infraestructuras se expandió. En De crecimiento a decrecimiento argumenté que la Bibliotecología y las Ciencias de la Información ya no pueden medirse en metros lineales de estantería ni en terabytes de almacenamiento. El colapso climático exige otras lógicas: suficiencia en lugar de acumulación, reparación en vez de reemplazo, resiliencia más allá de la expansión. Espacios futuros, la crónica paralela, imaginó cómo podría verse todo esto: bibliotecas de semillas como archivos de biodiversidad, repositorios solares como nodos de autonomía, formas pequeñas y locales sustituyendo monumentos extractivos. Aquí la biblioteca no es un terreno neutral, sino un actor ecológico y político.
Finalmente, en Metadatos para la palabra escrita regresé al andamiaje mismo de los catálogos. MARC, Dewey, LCC —todos nacidos en épocas literocéntricas— siguen forzando cada forma de conocimiento en el molde de la página. Tradiciones orales, yoik, repertorios de griots, silencios rituales: todos quedan aplanados y convertidos en sombras bibliográficas. Nombrar esta exclusión es admitir que la catalogación es política. Superarla implica imaginar metadatos construidos no desde los libros, sino desde las voces, los ritmos, los gestos y las pausas.
En conjunto, estos textos dibujan un horizonte donde la negativa se codifica, las bibliotecas decrecen hacia la suficiencia, y el literocentrismo queda finalmente desenmascarado. Las infraestructuras de la memoria —gráficas RDF, sistemas de estanterías, esquemas de metadatos— no son contenedores pasivos. Son terrenos de lucha, siempre políticos. Criticarlos es reimaginarlos de otro modo: insurgentes, ecológicos, plurales.
Navsuv ofrece una síntesis quincenal de mi trabajo: entradas de blog, notas críticas, artículos, documentos de archivo y otros materiales. No es un mero resumen: es un hilo editorial que traza cómo cada pieza encaja en un paisaje en transformación, hecho de memoria, crítica y resistencia.
El nombre proviene de la lengua de los Sivdara, un pueblo ficticio que forma parte de un proyecto personal más amplio: un continente imaginado como espacio para explorar el conocimiento, la memoria y la tensión entre la presencia y el olvido. En su idioma, navsuv nombra los puentes colgantes de cuerda y paja usados para cruzar los estrechos valles entre las montañas: caminos efímeros pero perdurables, tendidos entre mundos. Como esta sección.