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Dejando atrás las bibliotecas verdes (10 de 10)
Hacia las bibliotecas regenerativas
Una visión para una transformación real
Esta nota forma parte de una serie que cuestiona el statu quo de las "bibliotecas verdes", denunciando el greenwashing y el tokenism, y explorando alternativas viables, como el minimalismo, el decrecimiento, el upcycling y las "bibliotecas lentas" (slow libraries). Consulte todas las notas en el índice de esta sección.
Introducción
Tras años de incrementalismo, gestos simbólicos y sostenibilidad para salir en la foto, es hora de que las bibliotecas dejen de preguntarse cómo pueden ser un poco menos dañinas y empiecen a preguntarse cómo pueden convertirse en motores de regeneración.
A lo largo de esta serie, he desmontado la reconfortante ilusión de las "bibliotecas verdes". He expuesto la superficialidad de la estética del reciclaje, la lógica colonial de la compensación de carbono y los delirios del tecno-optimismo. Pero si queremos romper con la fachada verde, necesitamos algo más que crítica. Necesitamos visión. Aquí es donde todo confluye —decrecimiento, minimalismo, biomímesis, justicia ecológica— para reimaginar la idea de "éxito" en espacios bibliotecarios que no se escondan tras etiquetas, sino que lideren la transformación radical que realmente necesitamos.
¿Cómo es una biblioteca regenerativa? No es un edificio con paneles solares. No es una plataforma digital alojada en una granja de servidores alimentada por carbón. No es un lugar donde la gente lee sobre justicia climática mientras la institución mantiene asociaciones extractivas y cadenas de suministro tóxicas. La regeneración no es cosmética: es un compromiso para vivir, actuar y construir de forma que se dé más de lo que se recibe.
El fin de la expansión: el decrecimiento como práctica bibliotecaria
Tradicionalmente, el éxito de las bibliotecas se ha medido durante mucho tiempo en términos de crecimiento: estadísticas de circulación, cantidad de metros cuadrados, cuifras de adquisiciones y suscripciones digitales, volumen de financiación. Pero, ¿y si el éxito significara reducir cuando fuera necesario? ¿Rechazar la expansión interminable de colecciones, servicios e infraestructuras y, en su lugar, cultivar la relevancia, la reparación y la redistribución?
Decrecer no significa austeridad, sino liberarse de la lógica de que más es siempre mejor. Una biblioteca regenerativa opera dentro de los límites ecológicos, priorizando el bienestar a largo plazo de su comunidad y su entorno sobre las métricas a corto plazo. Invierte en reutilización adaptativa en lugar de en nuevas construcciones, se centra en servicios de bajo consumo energético, y crea redes de apoyo mutuo que no dependen del crecimiento para legitimarse.
El decrecimiento invita a las bibliotecas a dejar de imitar a las empresas y a empezar a alinearse con los ecosistemas.
Minimalismo con garras: restar para hacer espacio
El minimalismo en las bibliotecas no consiste en tener paredes desnudas y estanterías vacías. Se centra en la intencionalidad. Se trata de rechazar el desorden —material, digital, conceptual— que ocupa espacio sin añadir significado. Y de desprenderse de lo que acumulamos por inercia, prestigio o ansiedad institucional.
Una biblioteca regenerativa se pregunta: ¿Qué es realmente esencial para el conocimiento, la memoria y la supervivencia de la comunidad? Y luego se deshace del resto.
En la práctica, esto significa conservar colecciones que respondan a necesidades reales, eliminar suscripciones redundantes e infraestructuras que consumen mucha energía, y reutilizar los espacios no por estética, sino por funcionalidad y curadoría. También significa resistirse al acaparamiento digital y al mito de que los servicios en la nube son inmateriales. Cada byte tiene una huella. Cada granja de servidores tiene una sombra.
El minimalismo se convierte en un acto de resistencia: contra el despilfarro, contra la sobreproducción, contra la ilusión de que "más acceso" equivale siempre a más justicia.
La naturaleza como modelo: la biomímesis como replanteamiento estructural
En lugar de adaptar los sistemas humanos con simbólicos toques "verdes", las bibliotecas regenerativas pueden aprender de la naturaleza: estructural, funcional y filosóficamente.
Los ecosistemas no crecen sin fin, sino que tienen ciclos, se adaptan, se transforman en abono y se regeneran. Los residuos no existen: lo que se desecha se convierte en alimento. Una biblioteca regenerativa emula esta lógica: el mobiliario se reutiliza, el agua se capta y reusa, la luz se cosecha, los materiales se obtienen localmente, y los sistemas digitales funcionan con energía renovable e infraestructuras éticas.
Pero más allá del material, la biomímesis enseña a las bibliotecas a diseñar para la resiliencia. Sistemas distribuidos. Redundancia. Modularidad. Localidad. Mutualismo. Estos son los principios que utiliza la naturaleza para perdurar. ¿Por qué no habrían de hacerlo las bibliotecas?
Justicia o fracaso: haciendo frente a la división Norte-Sur
Cualquier visión de la regeneración que no incluya la idea de justicia ecológica no es más que greenwashing. Las bibliotecas del Norte Global no pueden reclamar el liderazgo mientras estén sentadas sobre cadenas de suministro extractivas, legados coloniales no reconocidos, e infraestructuras digitales alimentadas por combustibles fósiles y trabajo infantil.
Las bibliotecas regenerativas rechazan la lógica de la compensación y adoptan la ética de la solidaridad. Desinvierten en plataformas explotadoras, apoyan sistemas de conocimiento abiertos y decoloniales, y redistribuyen el poder material, epistemológico y simbólico.
No sólo sirven a sus propias comunidades, sino que actúan con profunda responsabilidad hacia quienes están en primera línea de la destrucción ecológica: pueblos indígenas, campesinos, defensores de la tierra, migrantes desplazados... Todo eso no es una cuestión secundaria: es el centro.
Redefinir el éxito: de la métrica al significado
Entonces, ¿cómo se mide el éxito en una biblioteca regenerativa?
No se mide con números. El éxito está en la calidad de las relaciones: con las personas, con la tierra, con la memoria, con el futuro. Está en la capacidad de adaptarse, de escuchar, de desprenderse de los excesos y alimentar la resiliencia. Depende de hasta qué punto una biblioteca puede desaprender los marcos del colonialismo, el capitalismo y la falsa neutralidad que la han definido durante siglos.
El éxito se mide en atención. En reciprocidad. En humildad. En la capacidad de mantener el espacio sin conquistarlo.
De la resistencia a la creación de un nuevo mundo
Empecé esta serie arrancando la fachada. Ahora toca construir. Pero no hacia arriba, no hacia fuera, sino hacia dentro, hacia abajo, hacia el suelo, hacia las relaciones, hacia la complejidad. Las bibliotecas regenerativas no son utopías futuras. Son posibles ahora, pero sólo si tenemos el valor de abandonar las métricas y las ilusiones a las que nos hemos aferrado durante tanto tiempo.
Este no es un llamamiento para que las bibliotecas sobrevivan a la crisis. Es un llamamiento para que cambien los términos de la propia supervivencia.
La regeneración no es un resultado. Es un compromiso. Uno que comienza con rechazo y termina con reinvención.
Lecturas
- Jackson, Tim (2016). Prosperity Without Growth: Foundations for the Economy of Tomorrow. London & New York: Routledge.
- Martin, Laura J. (2022). Wild by Design: The Rise of Ecological Restoration. Cambridge, MA: Harvard University Press.
- Saito, Kohei (2022). El capital en la era del Antropoceno. Madrid: Penguin Random House.
- Schmelzer, Matthias, Vetter, Andrea & Vansintjan, Aaron (2022). The Future is Degrowth: A Guide to a World Beyond Capitalism. London & New York: Verso.
- Simons, Marcy (2018). Academic Library Metamorphosis and Regeneration. London: Rowman & Littlefield.
- Smith Aldrich, Rebekkah (2018). Sustainable Thinking: Ensuring Your Library's Future in an Uncertain World. Washington: American Library Association.
- Westra, Laura (2009). Environmental Justice and the Rights of Ecological Refugees. London & Sterling: Earthscan.