Cabecera de Edgardo Civallero
La taxonomía de la ausencia (01)

Inicio > Blog Bitácora de un bibliotecario > La taxonomía de la ausencia (01)

La taxonomía de la ausencia (01)

El silencio en el catálogo

Cuando otros sistemas de conocimiento no encajan en el índice

 

Este post forma parte de una serie que revisa el descolonialismo en bibliotecas, archivos y otros espacios similares, desde la perspectiva del Sur Global y los márgenes, y cómo el colonialismo afecta a las colecciones, el personal, los servicios, las actividades, las políticas y los resultados. Todas las entradas de esta serie pueden consultarse en el índice de esta sección.

 

Introducción

Las bibliotecas, los archivos y los museos se construyen para organizar el conocimiento y la memoria. Para hacerlos accesibles, consultables y preservarlos a lo largo del tiempo.

Pero no son espacios neutrales. Estructuran los documentos y contenidos de cierta manera, determinando qué se reconoce, quién es citado, y qué formas de conocimiento quedan en los márgenes o completamente ausentes.

Las instituciones científicas han dado forma a la investigación en los trópicos durante mucho tiempo, pero la organización de ese conocimiento refleja profundas asimetrías. Los sistemas de clasificación en los que se apoyan bibliotecas, archivos y museos surgieron de tradiciones intelectuales europeas. Esos sistemas asumen que el conocimiento es fijo, textual y jerárquico. Y luchan contra (o simplemente se resisten a) epistemes y formas de conocimiento que son dinámicas, orales y relacionales.

El resultado es que los sistemas de conocimiento indígenas, las comprensiones ecológicas incrustadas en narraciones o las taxonomías biológicas que reflejan profundas interconexiones entre especies y paisajes a menudo no encajan.

Si un conocimiento no está indexado, no puede ser encontrado. Y si no puede ser encontrado, a menudo se asume que no existe.

 

La clasificación como forma de poder

La catalogación y la clasificación suelen verse como procesos técnicos, pero tienen consecuencias epistemológicas profundas. La estructura de una colección de documentos refleja supuestos sobre el conocimiento: qué es fundamental, qué es secundario, qué es científico y qué es folclore.

Las historias transmitidas oralmente se colocan bajo "mitología" en lugar de "historia". El conocimiento de plantas medicinales que ha guiado la sanación por siglos se cataloga bajo "etnobotánica" en vez de "farmacología". Las técnicas indígenas de manejo territorial que modelan la conservación de la biodiversidad no se reconocen como "ciencia", sino que se enmarcan como "tradiciones culturales".

Esto no es una omisión accidental. El conocimiento que no se ajusta a los modelos de clasificación dominantes permanece fuera de los sistemas formales, tratado como anecdótico, informal o pre-científico.

 

Los silencios en la investigación sobre biodiversidad

Bibliotecas, archivos, museos y otras instituciones similares conservan los diarios de campo de las primeras expediciones científicas, los registros que dieron forma a las taxonomías y los mapas que definieron la investigación ecológica. Estos materiales documentan la biodiversidad en los trópicos (y en otras regiones), pero también revelan las brechas estructurales dentro del relato científico.

Muchos de estos documentos históricos contienen referencias a guías locales, informantes anónimos y expertos indígenas cuyas contribuciones quedaron sin reconocimiento. Las descripciones taxonómicas proporcionan nombres en latín, pero rara vez reconocen las clasificaciones indígenas. Los artículos científicos se basan en conocimientos ecológicos observados en la práctica local, pero despojan estos saberes de sus contextos históricos, culturales y lingüísticos.

Las colecciones documentales no son solo repositorios: son mecanismos que determinan qué se recuerda y qué se olvida. La información que no encajaba en los marcos científicos de la época quedó sin registrar o relegada a anotaciones marginales. Estos silencios no son meros vacíos en el discurso: reflejan patrones más profundos de exclusión epistémica.

 

Descolonizar el catálogo: repensar la clasificación

Expandir los sistemas de clasificación para acomodar el conocimiento indígena o local no es suficiente. La estructura misma debe repensarse. Los sistemas construidos sobre la separación taxonómica tienen dificultades para integrar datos que son relacionales. Si la importancia de una planta no radica solo en su especie, sino en su papel dentro de un ecosistema, una tradición curativa o una práctica cultural, ¿dónde encaja en un sistema de clasificación que exige categorías discretas?

Las bibliotecas, archivos y museos han privilegiado históricamente los registros escritos sobre las tradiciones orales, reforzando la invisibilidad de los conocimientos transmitidos mediante la palabra, el ritual, el arte o la práctica corporal. Abordar este desequilibrio no requiere solo nuevos campos de metadatos, sino una interrogación más profunda sobre por qué ciertas formas de conocimiento se consideran documentos válidos mientras que otras no.

Las prácticas de atribución también necesitan replantearse. El conocimiento indígena y local se extrae con frecuencia para la investigación, pero rara vez se cita como fuente legítima en sí misma. Los modelos de autoría científica privilegian a los individuos sobre las comunidades, dificultando el reconocimiento de formas de conocimiento colectivas e intergeneracionales. Reconocer las contribuciones no-occidentales implica ir más allá de los reconocimientos simbólicos y avanzar hacia una reestructuración de cómo se define la autoridad.

 

En busca de la justicia epistémica

Las bibliotecas, archivos y museos moldean la manera en que el conocimiento y la memoria se estructuran, se acceden y se legitiman. El desafío no es solo incluir información marginalizada, sino cuestionar los sistemas que la marginalizaron en primer lugar.

Descolonizar bibliotecas y espacios similares no consiste únicamente en ampliar colecciones o agregar nuevas categorías temáticas. Requiere plantear preguntas más profundas sobre cómo se construyen la clasificación, el acceso y la autoridad. Si ciertos sistemas de conocimiento han sido excluidos porque no encajan en los marcos existentes, entonces son estos marcos los que deben transformarse.

La pregunta no es solo qué información falta.

La pregunta es si bibliotecas, archivos y museos están listos para reconocer el conocimiento en sus propios términos, en lugar de forzarlo a encajar en sistemas que nunca fueron diseñados para albergarlo.

 

Acerca de la entrada

Texto: Edgardo Civallero.
Fecha de publicación: 04.03.2025.
Foto: "The evolving catalog". En American Libraries [Enlace].