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Decolonizando mi biblioteca (8 de 15)
Voces y formatos no occidentales en las bibliotecas
Poniendo de relieve las perspectivas no occidentales
Este post forma parte de una serie que revisa el descolonialismo en bibliotecas, archivos y otros espacios similares, desde la perspectiva del Sur Global y los márgenes, y cómo el colonialismo afecta a las colecciones, el personal, los servicios, las actividades, las políticas y los resultados. Todas las entradas de esta serie pueden consultarse en el índice de esta sección.
Introducción
Históricamente, las bibliotecas han estado marcadas por los paradigmas occidentales, presentando el conocimiento a través de la lente de las culturas dominantes. El legado colonial que impregna las colecciones bibliotecarias ha llevado a menudo a silenciar las voces y perspectivas del Sur Global, las comunidades indígenas y otros grupos marginalizados. Como parte del movimiento decolonial, las bibliotecas deben trabajar activamente para cambiar esta dinámica, mediante el aumento de voces y formatos no occidentales que se han visto empujados a los márgenes durante siglos.
Este texto explorará por qué es vital poner de relieve las perspectivas y materiales no occidentales en las bibliotecas, cómo identificar las lagunas en las colecciones, y las formas de crear espacios donde estas voces y documentos no sólo puedan existir, sino prosperar.
El legado colonial en las bibliotecas
El colonialismo no sólo afectó a las fronteras, las economías y las culturas, sino que también reconfiguró los sistemas de conocimiento. Las instituciones occidentales, incluidas las bibliotecas, han funcionado durante mucho tiempo como instrumentos del colonialismo, donde el conocimiento se recopilaba, catalogaba y, a menudo, se distorsionaba a través de un marco eurocéntrico. El resultado fue la marginación del conocimiento de culturas de África, Asia, América Latina y las comunidades indígenas (e incluso de las sociedades rurales tradicionales europeas). Cuando pensamos en las colecciones de las bibliotecas, debemos reconocer que los sistemas de conocimiento no occidentales fueron a menudo ignorados, tergiversados o reducidos a un estatus secundario.
La época colonial trajo consigo la difusión generalizada de las ideas occidentales y la supresión de estructuras de conocimiento diferentes. Las bibliotecas, al igual que muchas otras instituciones, fueron cómplices de este proceso, ya que generalmente recopilaban y conservaban materiales producidos en Occidente mientras silenciaban o desacreditaban las fuentes no occidentales. Por ejemplo, mientras que muchas colecciones de bibliotecas cuentan con amplios volúmenes (libros y otros materiales impresos) sobre historia, filosofía y literatura europeas, pueden carecer de materiales sobre cosmovisiones indígenas, epistemologías africanas o tradiciones asiáticas de conocimiento. Y cuando estas perspectivas están presentes, pyeden llegar a filtrrarse a través de una lente occidental, perpetuando una visión distorsionada de las culturas no occidentales.
Para deshacer este problema, las bibliotecas deben reconocer primero este legado y trabajar activamente para diversificar sus colecciones, asegurándose de que reflejan todo el espectro del conocimiento y la experiencia humanos. De este modo, las bibliotecas pueden desafiar el dominio global de los ideales occidentales y, en su lugar, visibilizar la rica diversidad de tradiciones intelectuales que a menudo han sido excluidas.
La importancia de las perspectivas no occidentales
Destacar las perspectivas no occidentales no es un mero ejercicio de diversidad, sino un paso necesario hacia la justicia epistémica. Las epistemes (sistemas de conocimiento) no occidentales ofrecen formas únicas de pensar, ser y conocer que han sido suprimidas o pasadas por alto. En contraste con las narrativas individualistas y capitalistas que a menudo se promueven en Occidente, muchos sistemas de pensamiento no occidentales dan prioridad a la comunidad, el medio ambiente y la comprensión holística de la vida.
Muchos sistemas de conocimiento indígenas, como los practicados por las comunidades nativas americanas y aborígenes australianas, se centran en la comprensión cíclica del tiempo, la administración de la tierra y el conocimiento relacional. Estos sistemas hacen especial hincapié en las tradiciones orales y los materiales pictóricos, a través de los cuales historias, enseñanzas y ceremonias se transmiten de generación en generación. En muchos casos, este conocimiento no es sólo informativo, sino relacional, interconectado con sistemas espirituales, ecológicos y sociales.
Las epistemologías africanas, por su parte, ofrecen impresionantes estructuras de aprendizaje comunitario, de historia oral y de cosmologías que contrastan fuertemente con el individualismo y el racionalismo científico occidentales. El concepto de ubuntu, que hace hincapié en la interconexión, la compasión y la humanidad, ofrece una profunda contranarrativa a los ideales capitalistas occidentales de competencia e interés propio. Al elevar estas perspectivas, las bibliotecas pueden proporcionar al público herramientas para desafiar sistemas insostenibles y potenciar nuevas soluciones a los retos globales.
En el mundo actual, en el que la sostenibilidad tanto de las sociedades humanas como del entorno natural se encuentra amenazada, el conocimiento que poseen estas comunidades no occidentales nunca ha sido tan relevante. Los sistemas de conocimiento no occidentales suelen hacer hincapié en la armonía con la naturaleza, la responsabilidad social y la sostenibilidad medioambiental a largo plazo, conceptos que podrían orientar las soluciones a crisis mundiales contemporáneas como el cambio climático y la desigualdad social.
Al acoger y apoyar a voces no occidentales, las bibliotecas contribuyen a crear un panorama intelectual más inclusivo, enriquecedor y diverso. Estas voces aportan formas alternativas de entender el mundo y ofrecen valiosas perspectivas sobre la existencia humana y la sociedad. Es esencial que las bibliotecas no sólo presenten estas perspectivas, sino que también aboguen por su centralidad en los debates globales sobre conocimiento y desarrollo.
Medidas que pueden tomar las bibliotecas
Para dar voz a las voces no occidentales, las bibliotecas deben identificar primero las lagunas de sus colecciones. ¿Los libros, artículos y documentos disponibles resultan representativos de las diversas perspectivas mundiales? ¿Se margina a los autores indígenas o africanos en favor de los autores occidentales? ¿Los archivos y colecciones contienen materiales de los antiguos países colonizados? ¿Incluyen formatos diferentes, como cestas, tejidos, esculturas u otro tipo de documentos? Llevar a cabo esta auditoría resulta esencial para los bibliotecarios que buscan diversificar las narrativas presentes en sus instituciones.
Además, estas auditorías deberían ir más allá del contenido y examinar cómo se representan estas voces en los sistemas de catalogación de las bibliotecas. ¿Las perspectivas indígenas se clasiofican como "folclore" o "etnografía"? (algo que puede devaluar la importancia de estas culturas y tradiciones) ¿Se siguen calificando de "mitos" los relatos e historias tradicionales? Los bibliotecarios deberían trabajar para corregir estas lagunas, buscando activamente y adquiriendo materiales que representen a regiones y culturas infrarrepresentadas. Esto podría implicar la colaboración con organizaciones locales e internacionales que se centran en la producción de conocimientos indígenas, africanos y de otras culturas no occidentales.
Una de las formas más directas que tienen las bibliotecas de hacer oír las voces no occidentales es mediante políticas de adquisición que, intencionalmente, incluyan textos de regiones y culturas poco visibles. Los bibliotecarios también deben ser conscientes de la interseccionalidad dentro de estas comunidades, reconociendo que las experiencias de las mujeres, las personas queer y otros grupos marginalizados dentro de las culturas no occidentales a menudo se descuidan. Por ejemplo, adquirir obras de autoras negras del Sur Global o de autores indígenas que escriban en lenguas nativas puede ayudar a garantizar que se incluyan en la colección perspectivas más matizadas y diversas. Aunque las editoriales (sobr etodo las académicas) occidentales siguen dominando el mercado mundial del libro, las bibliotecas pueden tomar medidas activas para apoyar a las editoriales de países no occidentales o a las pequeñas casas independientes, que centran su trabajo en reflejar narrativas globales, fuera del canon occidental. Las asociaciones con organizaciones comunitarias locales, editoras y organismos internacionales pueden, asimismo, ampliar la variedad de materiales disponibles.
Las bibliotecas también pueden asociarse con organizaciones comunitarias, instituciones culturales y redes internacionales para amplificar las voces no occidentales. Esto podría implicar trabajar con centros culturales para comisariar exposiciones, o asociarse con grupos locales de inmigrantes y refugiados para crear contenidos que reflejen sus relatos e historias. Además, promover recursos de libre acceso y archivos digitales desde perspectivas no occidentales puede democratizar el acceso al conocimiento y apoyar la colaboración internacional.
También pueden celebrar actos y programas que pongan de relieve las tradiciones no occidentales: desde eventos literarios y exposiciones de arte hasta proyecciones de películas y conferencias. Estos actos no deben limitarse a mostrar el arte no occidental: deben permitir debates que contextualicen la importancia de estas obras dentro de su marco cultural. La promoción de estas iniciativas dentro y fuera de la comunidad bibliotecaria es esencial para cambiar la percepción pública e influir en la política bibliotecaria.
Por último, un obstáculo importante para presentar voces no occidentales es la forma en que se organizan las colecciones. Muchos sistemas de catalogación y clasificación, como la Clasificación Decimal Dewey (CDD) o los encabezamientos de materia de la Biblioteca del Congreso (LC), están profundamente arraigados en la epistemología occidental. Al clasificar el conocimiento africano o indígena, las miradas han sido estereotipadas o coloniales. Las bibliotecas deben experimentar con alternativas, revisando los esquemas de clasificación para que reflejen un enfoque más diverso y culturalmente apropiado de organizar el saber y la memoria. Los bibliotecarios deben colaborar con especialistas no occidentales, guardianes del conocimiento y líderes comunitarios para desarrollar metadatos culturalmente sensibles, prácticas de catalogación alternativas, y formas de indización que reflejen las diversas cosmovisiones.
Voces no occidentales para el futuro
Al hacer resurgir las voces y los materiales no occidentales de las cenizas del colonialismo, las bibliotecas no sólo rectifican errores históricos, sino que dan forma a un futuro en el que las diversas perspectivas pueden liderar la resolución de los retos más acuciantes de la humanidad. Al poner de relieve las voces y los sistemas de conocimiento antaño invisibilizados o ninguneados, las bibliotecas contribuyen a la creación de un mundo más integrador, equitativo y sostenible. Estos esfuerzos no son simplemente académicos; están profundamente conectados con la lucha actual por la justicia, la reconciliación y el respeto hacia todas las culturas.
Las bibliotecas, como instituciones culturales, tienen la responsabilidad no sólo de reflejar sino de amplificar las voces de quienes han sido históricamente marginalizados. Mediante estrategias de recopilación intencionadas, y la promoción y la colaboración con comunidades infrarrepresentadas, las bibliotecas pueden fomentar un mundo en el que el conocimiento sea verdaderamente compartido e inclusivo.
Lecturas
- Alfred, Taiaiake (2005). Wasáse: Indigenous Pathways of Action and Freedom. Peterborough: Broadview Press.
- Grosz-Ngaté, Maria (2020). Knowledge and Power: Perspectives on the Production and Decolonization of African/ist Knowledges. African Studies Review, 63 (4), pp. 689-718.
- Okojie, Victoria & Osahon Igbinovia, Magnus (2023). Global Perspectives on Sustainable Library Practices. Hershey, PA: IGI Global.
Acerca de la entrada
Texto: Edgardo Civallero.
Fecha de publicación: 18.02.2025.
Foto: "Nuestro norte es el sur". En Espacio Fundación Telefónica [Enlace].