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¿Son nuestras colecciones parte del problema?
Decolonizando mi biblioteca (5 de 15)
[Evaluando colecciones en busca de sesgos coloniales]
Introducción
Las bibliotecas desempeñan un papel importante a la hora de determinar cómo se recoge, gestiona, comparte, accede y conserva el conocimiento y la memoria. Sin embargo, esta responsabilidad va más allá de la mera organización de documentos o de la puesta a disposición de información: exige un compromiso permanente para evaluar de forma crítica los sistemas que influyen en la forma en que se clasifica, almacena y difunde el conocimiento. ¿Son nuestras colecciones parte del problema?
En este post, examinaré cómo el legado del colonialismo sigue impregnando sutilmente —y a veces no tan sutilmente— nuestras colecciones bibliotecarias, y el papel crucial que las bibliotecas deben desempeñar en la identificación y el desmantelamiento de estos sesgos coloniales. La influencia del colonialismo en las bibliotecas no siempre es visible de forma inmediata, pero el marco que sustenta los materiales que recopilamos, los conocimientos que priorizamos y las perspectivas que elevamos refleja siglos de dominación y marginación cultural.
¿De qué manera la historia colonial sigue configurando las colecciones bibliotecarias? ¿Qué medidas pueden tomar los bibliotecarios para cuestionar y corregir estos sesgos?
El silencioso legado colonial en las colecciones
El colonialismo no consistió sólo en la conquista territorial, sino también en el control y la manipulación del conocimiento. Las potencias coloniales europeas no sólo se apoderaron de tierras y recursos, sino que también impusieron a los pueblos colonizados su propia visión del mundo, considerada superior y más "civilizada". Un elemento central de este proyecto imperial fue la imposición de sistemas europeos de conocimiento y categorización, ya fuera en términos de ciencia, literatura, historia o cultura.
Las bibliotecas, históricamente arraigadas en las tradiciones occidentales, a menudo han perpetuado este legado colonial, a veces sin saberlo. La lente eurocéntrica a través de la cual organizamos, clasificamos y preservamos el conocimiento sigue dando forma a los recursos que proporcionamos. Estos sesgos no sólo son visibles en el contenido de las colecciones, sino también en los sistemas que utilizamos para categorizar y etiquetar los materiales, ignorando a menudo las diversas formas en que se crea, entiende y transmite el conocimiento entre diferentes culturas.
El colonialismo en las bibliotecas no es un hecho del pasado: es un proceso continuo, sostenido por sistemas y estructuras actuales que siguen manteniendo el dominio occidental en el campo del saber. Las bibliotecas que se construyeron sobre cimientos coloniales reflejan estos sesgos al dar prioridad a determinadas visiones del mundo y eliminar otras.
Desenmascarar el sesgo colonial
Reconocer el sesgo colonial es el primer paso para abordarlo, y esto requiere que cuestionemos lo que a menudo damos por sentado como "normal" o "neutral". Cuando pensamos en las colecciones bibliotecarias, solemos considerarlas depósitos de información. Pero, ¿y si ese conocimiento ha sido moldeado y refleja una historia de poder colonial?
A la hora de evaluar las colecciones de nuestras bibliotecas, estos son algunos signos de que puede existir un sesgo colonial:
- Falta de representación: ¿Cuántas obras de autores indígenas, negros u otros grupos marginalizados hay? ¿Hay un equilibrio justo entre conocimientos occidentales y no occidentales? La ausencia de voces, perspectivas y experiencias diversas suele ser un resultado directo de los desequilibrios coloniales en lo que se considera conocimiento válido.
- Narrativas eurocéntricas: ¿Priorizan nuestras colecciones las cosmovisiones europeas u occidentales, presentándolas como la verdad universal o por defecto? Las perspectivas no occidentales se presentan a menudo como "otras", relegadas a secciones especiales o etiquetadas como excepciones. Esto refuerza la idea de que el pensamiento europeo u occidental es el centro de toda vida intelectual.
- Representación errónea y estereotipada: Cuando se incluye a autores o sujetos no occidentales, ¿se les reduce a representaciones simplistas o estereotipadas que no reflejan la complejidad de sus culturas e historias? Esta forma de representación perpetúa las perjudiciales narrativas coloniales, que tachan a los pueblos y culturas no occidentales de inferiores o menos importantes.
- Lenguaje y terminología coloniales: El lenguaje desempeña un poderoso papel a la hora de determinar cómo entendemos el mundo. Términos coloniales como "primitivo", "salvaje" o "incivilizado" aún perduran en muchos sistemas de catalogación y en no pocas descripciones de libros, reflejando visiones del mundo anticuadas y perjudiciales que devalúan los sistemas de conocimiento no occidentales. ¿Siguen formando parte estos términos del léxico de nuestras bibliotecas?
- Silenciar el conocimiento indígena y local: Uno de los efectos más duraderos del colonialismo en las bibliotecas es la eliminación o marginación de los sistemas de conocimiento indígenas. Estas epistemes, a menudo orales o experienciales, se excluyen sistemáticamente de las instituciones académicas, que históricamente han privilegiado las formas escritas y occidentales de saber. ¿Cuántos recursos de nuestras bibliotecas dan cabida al conocimiento indígena en igualdad de condiciones con el occidental?
Edward Said, en su obra Orientalism (1978), mostró cómo el mundo académico occidental construyó una imagen de "Oriente" como el "Otro" exótico y atrasado, enmarcándolo como un lugar que necesita control y civilización. Este marco de categorización sigue influyendo en la organización actual del conocimiento. Las bibliotecas, como "guardianes" del conocimiento, han sido cómplices de la perpetuación de estas construcciones coloniales al organizar, almacenar y difundir la información de manera que refleje esas narrativas tan sesgadas.
Pasos para evaluar el sesgo colonial en las colecciones
Una vez que hayamos reconocido los signos del sesgo colonial, podemos empezar a tomar medidas concretas para evaluarlos y abordarlos. Este proceso requiere una evaluación cuidadosa de los materiales que poseemos, las formas en que se clasifican y cómo se ponen a disposición de los usuarios de la biblioteca. He aquí algunas medidas para empezar:
- Revisar las políticas de desarrollo de colecciones: ¿Reflejan nuestras políticas un compromiso explícito con la inclusión y la descolonización? Un enfoque descolonial sólido debería dar prioridad a los materiales que cuestionan los sistemas de conocimiento hegemónicos, amplifican las voces marginadas y aportan perspectivas diversas a las visiones dominantes.
- Auditar nuestras colecciones en busca de diversidad: Una auditoría es una herramienta fundamental a la hora de identificar las lagunas en la representatividad. ¿Cuánta visibilidad tienen las voces no occidentales, indígenas y marginadas en nuestras colecciones? Esta auditoría debería realizarse no sólo en áreas especializadas (estudios indígenas o postcoloniales), sino en todas las áreas temáticas, incluidas las artes, las ciencias y la historia.
- Colaborar con las partes interesadas de la comunidad: La verdadera inclusión no puede lograrse sin escuchar a aquellos cuyas voces han sido silenciadas. La colaboración con las comunidades indígenas y otros grupos marginados representados en nuestras colecciones nos ayudará a saber si nuestros materiales responden a sus necesidades y si representan fielmente sus sistemas de conocimiento.
- Cuestionar nuestros sistemas de clasificación: ¿Cómo se clasifican los materiales en nuestras bibliotecas? ¿Los sistemas de clasificación, como el Decimal Dewey o el de la Biblioteca del Congreso, reflejan una visión eurocéntrica del mundo? Reevalúe nuestros sistemas de clasificación y considere la posibilidad de incorporar esquemas que reflejen el conocimiento indígena, local o no occidental.
- Dar cabida a los conocimientos indígenas y a otros conocimientos marginados: La descolonización de nuestras colecciones también implica la búsqueda activa de fuentes de conocimiento indígenas. Esto puede incluir tradiciones orales, metodologías de investigación y relatos históricos locales que a menudo se pasan por alto en la academia.
La obra de Gayatri Chakravorty Spivak sobre el subalterno (1988) ofrece una perspectiva vital para comprender el modo en que el colonialismo silenció las voces de los marginados. Spivak explora cómo los sistemas intelectuales y culturales han hecho invisibles las voces de los pueblos indígenas y otros grupos colonizados, dejando sus conocimientos sin contar y sin escuchar. Las bibliotecas pueden desempeñar un papel clave en la rectificación de esta situación, amplificando las voces de los que una vez fueron silenciados.
¿Por qué es importante?
Las bibliotecas son algo más que depósitos de saberes y recuerdos: son poderosas instituciones culturales que configuran la forma en que las sociedades ven y valoran el conocimiento en sí mismo. Al hacer frente a los prejuicios coloniales en nuestras colecciones, no sólo corregimos errores históricos, sino que también participamos en un acto de reparación social. Esta labor es una parte esencial de la descolonización, un proceso que va mucho más allá de las bibliotecas y que implica replantearse cómo se distribuye el poder en la creación, validación y difusión de la información.
Este proceso requiere paciencia, dedicación y la voluntad de emprender una autorreflexión seguramente incómoda. Pero también abre la posibilidad de un cambio transformador en la forma en que las bibliotecas sirven a sus comunidades, permitiendo que las voces marginadas sean escuchadas y valoradas en pie de igualdad.
Conclusión
La pregunta de si nuestras colecciones son parte del problema colonial puede resultar incómoda, pero es una cuestión que las bibliotecas deben afrontar sin rodeos si queremos estar a la altura de nuestra misión de servir a todos por igual. Al auditar y revisar nuestras colecciones, damos un paso crucial hacia la creación de bibliotecas inclusivas, equitativas y justas. Este proceso no consiste únicamente en cambiar el contenido de nuestras estanterías, sino en transformar los cimientos mismos de nuestros sistemas de conocimiento, creando un futuro más justo y representativo para todos.
Las bibliotecas tienen el poder de curar, educar y alterar el statu quo. La labor de descolonizar nuestras colecciones es un paso importante en la creación de bibliotecas que sirvan como espacios equitativos en los que el conocimiento de todos los rincones del mundo se valore por igual.
Referencias
- Said, Edward W. (2003). Orientalism. London: Penguin Books.
- Spivak, Gayatri Chakravorty (1988). "Can the Subaltern Speak?" In C. Nelson and L. Grossberg (eds.) Marxism and the Interpretation of Culture. Urbana/Chicago: University of Illinois Press, pp. 42-58.
Acerca de la entrada
Texto: Edgardo Civallero.
Fecha de publicación: 14.01.2025.
Foto: "Why We Need Indigenous Wisdom". En Mind & Life Institute [Enlace].