Decolonizando mi biblioteca (14 de 15)

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Decolonizando mi biblioteca (14 de 15)

Desentrenando al bibliotecario colonial

Formación del personal en prácticas descoloniales

 

Este post forma parte de una serie que revisa el descolonialismo en bibliotecas, archivos y otros espacios similares, desde la perspectiva del Sur Global y los márgenes, y cómo el colonialismo afecta a las colecciones, el personal, los servicios, las actividades, las políticas y los resultados. Todas las entradas de esta serie pueden consultarse en el índice de esta sección.

 

Introducción

A menudo se considera que la biblioteconomía es una profesión neutral y objetiva. Sin embargo, en realidad es una herramienta de poder y transformación potencial.

Las bibliotecas son custodios del conocimiento y, como tales, tienen la responsabilidad de interrogar a las fuentes de ese conocimiento. Dado que los legados coloniales siguen configurando el acceso a la información, formar al personal bibliotecario en prácticas decoloniales no es sólo una necesidad, sino un acto urgente de resistencia.

Este post explora cómo los bibliotecarios, como actores clave en la lucha por el acceso equitativo a la información, pueden ser entrenados para desafiar las estructuras coloniales que impregnan el trabajo bibliotecario, y promover prácticas que empoderen a las comunidades marginadas.

 

Comprender el legado colonial en las bibliotecas

El colonialismo ha moldeado las bibliotecas y los sistemas de información durante siglos, influyendo en todos los aspectos, desde la forma en que se categoriza y difunde el conocimiento hasta los tipos de materiales que se valoran y conservan. Históricamente, las bibliotecas han estado alineadas con las estructuras de poder coloniales, sirviendo a menudo como instrumentos de control y dominación cultural. La propia forma en que las bibliotecas organizan el conocimiento -a través de sistemas de clasificación como el Sistema Decimal Dewey, que refleja prejuicios culturales occidentales- sigue siendo un reflejo de una visión eurocéntrica del mundo. Estos sistemas imponen determinadas formas de ver el mundo y marginan otras.

Para hacer frente a estos prejuicios arraigados, es fundamental que las bibliotecas emprendan una autorreflexión crítica. Es esencial examinar las prácticas bibliotecarias que podrían perpetuar inconscientemente las estructuras coloniales, como dar prioridad a las fuentes y narrativas occidentales y pasar por alto los sistemas de conocimiento indígenas y las perspectivas no occidentales. Formar al personal en prácticas descoloniales implica algo más que diversificar las colecciones u ofrecer programas sobre sensibilidad cultural: requiere una profunda transformación en la forma en que las bibliotecas piensan sobre el conocimiento, la autoridad y la relación entre las bibliotecas y las comunidades a las que sirven.

 

Formación decolonial: Más allá del simbolismo

La formación decolonial del personal bibliotecario no puede limitarse a un taller puntual o a una sesión de formación ocasional. Debe ser una práctica continua y crítica que cuestione los supuestos y prejuicios que tienen los bibliotecarios, tanto individual como institucionalmente. El pensamiento decolonial exige una revisión completa de cómo se percibe y valora el conocimiento. En el contexto de las bibliotecas, esto significa ir más allá de las iniciativas de diversidad simbólicas y avanzar hacia una remodelación fundamental de la forma en que las bibliotecas se comprometen con el conocimiento y lo representan.

Muchas bibliotecas se han esforzado por añadir libros más diversos a sus colecciones, pero estas acciones suelen ser superficiales si no abordan los sistemas de poder subyacentes que determinan cómo se crean los libros y la información, cómo se valoran y cómo se accede a ellos. Los bibliotecarios deben formarse para comprender y criticar las dinámicas de poder que determinan la producción y difusión del conocimiento, y estar preparados para desafiarlas. Esto implica pasar de la mera recopilación de materiales diversos a cuestionar activamente qué voces se escuchan y cuáles se silencian en las colecciones, programas y servicios de la biblioteca.

La formación también debe centrarse en comprender y abordar la eliminación histórica de las comunidades marginadas. La biblioteconomía decolonial implica no sólo la incorporación de materiales de estas comunidades, sino también garantizar que sus historias, lenguas y formas de conocimiento sean respetadas y celebradas. Es necesario formar a los bibliotecarios para que se vean a sí mismos como agentes activos en este proceso, trabajadores no sólo de un sistema de conocimiento, sino del propio proceso de creación de conocimiento.

 

Elementos clave de la formación decolonial para bibliotecarios

Para dotar a los bibliotecarios de las herramientas necesarias para participar en prácticas decoloniales, los programas de formación deberían incluir varios componentes básicos:

  • Conciencia crítica de las estructuras coloniales: El personal debe recibir formación sobre la historia y los efectos actuales del colonialismo en las bibliotecas y fuera de ellas. Esto significa comprender cómo el poder colonial está arraigado en los sistemas bibliotecarios, incluyendo la catalogación, la clasificación y el archivo de materiales. Es necesario un análisis exhaustivo de cómo los sistemas de conocimiento centrados en Occidente influyen en las prácticas bibliotecarias y, por extensión, en las comunidades a las que sirven.
  • Recuperar el conocimiento: Los bibliotecarios deben recibir formación para valorar e incorporar a sus colecciones los sistemas de conocimiento indígenas y locales. Esto significa no sólo recopilar materiales que representen estas tradiciones, sino también colaborar con las comunidades para garantizar que sus voces sean escuchadas y respetadas en las prácticas de la biblioteca. La colaboración entre las bibliotecas y los grupos indígenas y locales es importante para garantizar que los conocimientos no sólo se conserven, sino que también se integren en la narrativa más amplia de la comunidad.
  • Catalogación y clasificación críticas: Una de las formas más visibles en que las bibliotecas perpetúan las estructuras coloniales es a través de sus sistemas de catalogación y clasificación. La formación debe animar a los bibliotecarios a examinar críticamente los sistemas de clasificación, como el sistema decimal Dewey y los encabezamientos de materia de la Biblioteca del Congreso, y a explorar sistemas alternativos que puedan representar mejor las experiencias de las comunidades marginadas. La biblioteconomía decolonial implica la creación de sistemas de catalogación que reflejen diversas visiones del mundo, no sólo paradigmas eurocéntricos.
  • Participación y capacitación de la comunidad: Una parte crucial de la formación decolonial consiste en fomentar la participación de la comunidad. Las bibliotecas no deben ser receptoras pasivas de colecciones, sino colaboradoras activas en la creación y el intercambio de conocimientos. Los bibliotecarios deben estar capacitados para trabajar en estrecha colaboración con las comunidades subrepresentadas para identificar sus necesidades y crear colecciones y programas que reflejen los valores, intereses e historias de esas comunidades. El conocimiento debe liberarse de las estructuras coloniales, y los bibliotecarios pueden desempeñar un papel activo en este proceso comprometiéndose con las comunidades a las que sirven.
  • Construir alianzas entre profesiones: La biblioteconomía decolonial requiere la colaboración entre sectores. Los bibliotecarios deben estar capacitados para trabajar junto a educadores, archivistas, líderes comunitarios y activistas para construir enfoques holísticos y centrados en la comunidad para la descolonización. La formación de redes de solidaridad es vital para garantizar que los esfuerzos descoloniales en las bibliotecas formen parte de movimientos más amplios por la justicia social y la equidad.

 

Retos de la formación descolonial

Aunque la necesidad de una formación decolonial es evidente, ponerla en práctica puede ser todo un reto. Las bibliotecas no son instituciones neutrales, sino que están inmersas en sistemas sociales, políticos y económicos que mantienen la desigualdad. En consecuencia, la formación decolonial puede encontrar resistencia por parte del personal, los administradores e incluso los usuarios de las bibliotecas, que se sienten incómodos con la idea de cuestionar prácticas arraigadas. En estos casos, la formación debe enfocarse como un proceso de transformación a largo plazo, no como una solución rápida.

También hay que tener en cuenta los retos prácticos. La formación decolonial requiere una inversión significativa de tiempo y recursos, y las bibliotecas deben comprometerse a proporcionar apoyo y formación continuos al personal. Los responsables de las bibliotecas deben crear espacios para la reflexión continua y el desarrollo profesional que vayan más allá de las iniciativas superficiales. Estos espacios pueden servir como plataformas para debatir los retos y los éxitos del trabajo decolonial, permitiendo a los bibliotecarios reflexionar colectivamente sobre cómo pueden mejorar su práctica.

 

Conclusión

La formación decolonial del personal bibliotecario es esencial para desmantelar las estructuras coloniales que aún hoy impregnan las prácticas bibliotecarias. Al desarrollar una comprensión más profunda del legado colonial, reivindicar el conocimiento indígena y desafiar los sistemas de clasificación centrados en Occidente, los bibliotecarios pueden convertirse en poderosos agentes de cambio. Las bibliotecas pueden reforzar el poder colonial o servir como lugares de resistencia y empoderamiento. La clave para transformar las bibliotecas en espacios de justicia y equidad reside en la formación y el apoyo continuo al personal bibliotecario para que cuestione el statu quo y adopte prácticas decoloniales.

La biblioteconomía decolonial es un acto revolucionario, que exige a los bibliotecarios que se enfrenten a sus propios prejuicios y suposiciones y que se comprometan en la labor de sanación y reconciliación con las comunidades a las que sirven. Al hacerlo, los bibliotecarios pueden convertirse en verdaderos revolucionarios, parte de un movimiento de vanguardia que busca deshacer el legado del colonialismo y crear bibliotecas que sean inclusivas, equitativas y transformadoras para todos.

 

Acerca de la entrada

Texto: Edgardo Civallero.
Fecha de publicación: 03.06.2025.
Foto: "Self Decolonization As The Basis For Decolonial Library Practice" por Yvonne Schürer. En Archive.org [Enlace].